27 Feb 2024
Hace ya un año desde que escribí en este blog su primer artículo sobre la inteligencia artificial y el impacto que esta iba a tener en el sector de la fotografía, tanto en lo creativo como también en lo profesional. Y es que la IA ha dejado se ser esa recurrente innovación que en el imaginario colectivo ha tenido tantas formas surgidas del cine o de la literatura de ciencia ficción para convertirse en una realidad factible que, hasta hace muy poco, nadie se la esperaba. Y eso, a pesar de que el primer esbozo de una inteligencia artificial se remonta a 1939, cuando el matemático inglés Alan Turing ideó Bombe, la máquina de cálculo con la que fue posible descifrar los códigos nazis Enigma, con tiempo suficiente para anticiparse a los movimientos del Reich durante la Segunda Guerra Mundial.
El primer esbozo de una inteligencia artificial se remonta a 1939, cuando el matemático inglés Alan Turing ideó Bombe, la máquina de cálculo con la que fue posible descifrar los códigos nazis Enigma
Y así, mientras HAL 9000 se rebelaba contra los humanos en 2001, Odisea En El Espacio (Stanley Kubrick, 1968) o el Rick Deckard de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) cazaba replicantes dotados de una inteligencia emocional no mucho más desarrollada que la del niño superjuguete de A.I. Artificial Intelligence (Steven Spielberg, 2001), en el mundo real nacía Eliza (1966), el primer programa basado en la idea de las redes neuronales artificiales, un supercomputador llamado Deep Blue derrotaba al campeón del mundo de ajedrez Gary Kaspárov (1996), y AlphaGo (2015) y AlphaZero (2017) daban un paso de gigante, siendo los primeros programas conocidos capaces de aprender por sí mismos.
Todos estos acontecimientos, en su momento, no tuvieron más repercusión en la conciencia colectiva que la de una noticia de relleno en cualquier informativo o la de un documental de La 2 sobre ciencia y tecnología, siempre que uno no acabara echando una cabezadita con la voz de Eduard Punset de fondo. Y a pesar de que todo el conocimiento habido y por haber está a disposición de cualquiera gracias a Internet, la inmensa mayoría de las inteligencias no artificiales parece ser que optamos por usar el hecho tecnológico para pelar la pava en las RRSS, totalmente ajenos al devenir de unos hechos que son la antesala de un cambio de paradigma que, sin duda, lo va a poner todo patas arriba.